lunes, 6 de febrero de 2012

Estimulación de la escucha activa

Escuchar es como respirar, un proceso inconsciente y espontáneo. La diferencia es que al escuchar tenemos que prestar atención si queremos conseguir el efecto de la escucha activa- percibir y entender el contenido. Evidentemente, los niños tienen dificultad para mantener la atención y en consecuencia escuchan mal, por eso tienen dificultades para resolver los conflictos. La música les ayuda a mantener la atención y escuchar mejor guardando el contenido.

La principal condición del buen comunicador es saber escuchar, púes la verdadera comunicación no comienza hablando, sino escuchando. Hay varios tipos de escucha.

La escucha activa se refiere a una actividad que consiste en oír, entender y procesar un contenido sonoro. La mayoría no entiende la diferencia entre oír y escuchar. Oír es percibir sonidos; escuchar, prestar atención a esos sonidos.

Poca gente tiene esta habilidad de aplicar la escucha activa sin perder parte de un contenido. La escucha activa implica la habilidad de escuchar y esfuerzo - saber y querer.

Aparte de la escucha activa, hay otros tipos de escucha que difieren en varios aspectos, en nuestra participación, atención, concentración, habilidad de mantener una conversación:

-Escucha pasiva- parecemos atentos, pero...

-Escucha selectiva- escuchamos parcialmente, solo lo que queremos percibir.

-Escucha defensiva- consiste en proteger nuestras posiciones, en escuchar pero sin estar receptivos a lo que dice el otro, en querer influir en él, pero sin brindarle la posibilidad de que influya sobre nosotros.

En general los niños no tienen bien desarrollada la habilidad de escuchar activamnente y la causa es la falta de atención, memoria o concentración, y finalmente experiencia de comunicación.

La estimulación musical nos ofrece unas herramientas interesantes y aceptables para los niños. La música es divertida, a menudo nos relaja y se incorpora facilmente a las actividades adecuadas.

Hay varios tipos de actividades que mejoran la escucha activa y la comprensión oral:

Dibujar mientras se escucha una pieza de música clasica descriptiva, o de música popular buscando un sentido metafórico. Dibujar movimientos rítmicos de una pieza de música (puntos o líneas). Dibujar movimientos melódicos (líneas de colores diferentes). Observación del ambiente (triste, alegre, misterioso...). Escuchar una canción y repetir la ultima palabra cuando hagamos una pausa. contar la historia de la canción. Hay que enseñar al niño, igual que a muchos adultos, a ¨recibir¨el sonido. Esto se puede practicar utilizando varios métodos con el fin de comprender la diferencia entre experiencias auditivas diferentes. En algunos ejercicios, es bueno pedir al niño que cierre los ojos para escuchar mejor.

De esta manera se evita el flujo de sangre que se produce de los ojos al cerebro, flujo que es más fuerte que el de las orejas al cerebro (en el cine, es la visión que domina sobre la audición). Además de lo anterior, con los ojos cerrados estimulamos otros sentidos.

En un grupo, será a veces útil que exijamos silencio absoluto y que lo mantengamos un instante, para que el contraste con un sonido o un ruido despierte mejor la sensación sensorial sonora. De esta manera somos capaces de hacer el contraste entre los sonidos fuertes y suaves, poco o bien timbrados, y también, reforzamos la atención.

Este tipo de actividades ayuda a mejorar la concentración y la memoria. Escuchamos mejor. Concentrados, recibimos, procesamos y guardamos lo que percibimos. (Memoria).

Artículo escrito por: Ivana Ilic profesora de música egresada de la Facultad de artes de la Universidad de Nis- Serbia y Máster en Musicoterapia, egresada de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España.